martes, 13 de noviembre de 2007

SOLEDAD

Al pasar por las calles de la ciudad, puede sentir el hermoso sonido de las hojas crujiendo a merced de sus pies, disfruta cada paso como si fuera el último de su vida y no presta atención a nada que no sea el tapiz naranja del piso, ni siquiera se percata de cargar un amor enfermo de cólera ni un sueño de una noche.

El viento en la cara es su único compañero para charlar sobre Dostoievzky. Lo observa la luz del atardecer, regalándole pequeños rayos rojizos que se reflejan en su pálida piel. Mientras una luna menguante osa espiar cada una de las pestañas que han rozado sus lágrimas.

Es ella y la soledad de cien años lo que no le permite salir , el amor de aquella dama le había quitado su libertad tan rápido como un estornudo, y ahora el se encancerla a sí mismo con un dolor que le ha difuminado el alma de tal manera que sólo han quedado bosquejos de su escencia.



El silencio ha cubierto su entorno cuando se da cuenta que hay alguien más, no es el viento, no son las hojas de los árboles, no es el atardecer, no es la luna, es una musa, la más bella de todas las ninfas, es su Lilith. Observa la ternura de su mirada, despierta la poesía del corazón y es ella la que ha estado a su lado desde que el amor lo abandonó, sus cadenas ahora son bellos hilos de oro que lo enredan, es su soledad, se acerca a ella, toma su delicada figura y le dice:"Amo todo de ti, tanto que duele".

No hay comentarios: